Para variar, llevado de la agónica vida de oficinista con la que soñé de niño, me dispongo a iniciar una jartisima lista de quejambrosas arengas que, a lo sumo, lastima darán. Este reflejo de Colombianidad displicente y barata es lo máximo que podrá mi atestada cabeza producir.
Como soy desordenado, lento y me distraigo bastante rápido, —victima, al igual que muchos hijos de esta atestada y mediática realidad— y, además no crecí con Bob el constructor, el aterrador Barney y —gracias a Dios— los detestables Teletubbies: no tengo ese pensamiento de "todo es posible". Por el contrario, vivo con el inclemente y siempre presente miedo al miedo. Yo dependo: económica; moral; anímica y sicológicamente de lo que ordenen mis temores. En palabras castizas: "no temo a lo que no conozco, aun".
A continuación encontrara esos temores que, por lo menos en mi caso, me quitan el aliciente esperanzador para transformarme en este mar de sollozos lastimeros. Y la lo mejor vera usted en la caricatura que es mi vida, el patético reflejo de la suya, porque yo tengo:
* Miedo a que me vacíen por algo que no he hecho, así no sea mi culpa.
* Miedo a que las cosas vayan bien, síndrome de que olvide algo o que extrañamente algo muy malo esta por pasar.
* Miedo a que, por causas inconcebibles, algo salga peor de lo que ya viene.
* Miedo al miedo que me corroe y no me deja tranquilo.
* Miedo a despertar, sabiendo que el día advenidero podría ser peor aun que el anterior.
* Miedo a llegar tarde, aun sabiendo que se salí temprano.
* Miedo a haber dicho algo de lo que se estaba seguro, pero con la irritante sensación de duda.
* Miedo a que alguien este fraguando una estratagema para partirme la papaya.
* Miedo a las mentiras ya dichas, pero que no se recuerdan.
* Miedo a hablar de mas, o hablar muy poco, sobre algo de lo que se supone, se debería saber.
* Miedo a estar perdiendo el tiempo escribiendo esta babosada, en vez de trabajar en lo que me atañe.
* Miedo a que me cobren plata que debo y no recuerde, porque se jodieron (ando sin cinco).
* Miedo a no tener razones para levantarme mañana y vender mi tiempo al peor postor.
* Miedo a morir sin haber hecho absolutamente nada provechoso en mi desvergonzada vida.
No sé que se piense ni se diga de mi, pero a estas alturas, de lo único que no sentiría miedo seria de eso. No me quiero lo suficiente para que me llegue a importar.
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