sábado, 21 de mayo de 2011

Manipulación

Existe una herramienta sicológica que a los hombres se nos ha hecho imposible dominar, por el simple hecho de ser genéticamente machos. La manipulación sicológica: ese simple y a su vez complejo arte de manejar situaciones y voltear sucesos; consistente en que el ofendido, termine siendo el culpable y ellas, las victimas.



La mujer, en la praxis de su soberano derecho de liberación, ha sabido exactamente como sacar provecho de las ventajas y desventajas de la era en que vivimos. Es decir: Si bien sabemos que la igualdad de géneros es una rampante mentira, podemos inferir que hay cosas que se cumplen y otras tantas que no.


A veces, su delicadeza nos obliga –por mera caballerosidad– a ayudarle en quehaceres que impliquen algún esfuerzo físico. Otras circunstancias también nos lleva a pensar que son víctimas del avezado machismo del hogar; pero no. Ahora es mucho más común ver violencia de mujeres contra sus maridos. Pero ese, para variar, no es el caso que me atañe (aunque ya me paso).


Con base en una extraña cadena de sucesos, llego hoy a la conclusión de que llevo un misógino voluntarioso dentro de mí, tal vez y solo tal vez, porque aprendí a detectar las triquiñuelas mediante las cuales, las mujeres llegan a tan relevantes resultados. Una mujer acorralada es, en potencia, un arma de doble filo, capaz de reversar cualquier posible ataque en uso de la defensa propia, es decir: el hijueputa va a ser usted, sea lo que sea que haya sucedido.


Cuídese compañero lector, cuídese de utilizar la ofensa contra una mujer, porque la percepción generalizada del público va a hacerle ver como el grosero, gamín y embustero gaan que usted muy seguramente es. Y contrariamente a lo que usted pudo haber visto en las películas, la verdad nunca saldrá a flote. Usted será el abusador y malparido que le obligo a hacer cosas malas.


Cuente con que su única herramienta será la de correr, huir y callar.

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