martes, 16 de noviembre de 2010

Cambios no predichos por los mayas.


Aunque resulte difícil de creer, soy tan sensible como para sentir que el paso del tiempo se torna más inclemente día tras día. El constante azote de la lluvia, mis zapatos rotos y la larga distancia que debo recorrer a diario para subirme a un atestado sistema de transporte "masivo", hacen menos llevadera la cada vez más tortuosa tarea de vivir en este: "el mejor vividero del continente". A esto, habría que adicionarle el hecho de que descubrí que esta empresa —un blog de majaderías sin sentido— paso a ser netamente mía: dado que mi cofrade de causa prefirió dedicarse a sus raquinbolescas labores después de sumarse a las ya numerosas víctimas del fantasma de perro; aquel desalmado can utilizado por Telmex en sus cobros pos jurídicos. (…)Así es, sin internet se quedo Cecilio.
A manera de aliciente, puedo entonces abanderarme del objetivo, estilo y fin —que bien sabemos ya, no existe— de este cagadero, que bien clamaba un cambio de forma y fondo. De manera que, como colombiano de arrechucho, tengo en el guargüero atravesado el deseo de cambiar algunas cosas, a saber:
  1. Como no conozco ninguna insulsa estrella cultural, ni del Jet-Set, ni del ámbito político, ni siquiera un acérrimo y fracasado periodista; solo limitare a hacer mis pueriles chacotas sobre celebres personajes de la fauna Cundiboyacense. No quiere decir esto que se salven los corronchos, paisas o nariñenses; pero sí dejo claro que no son el objetivo primario.
  2. Vendí mi alma. Veo muy cerca el hecho de ser echado por mi decreciente productividad laboral —y como esta es la causa principal—, pues ya sabrán mis acérrimos lectores. Por tanto, a partir de ahora encontraran uno que otro aviso publicitario, a ver si recibo uno que otro cheque a nombre de mis atosigados sesos.
  3. Se hace necesario que, si alguien se digna —o se atreve— a realizar algún comentario por mi pésima ortografía, redacción o estructura, lo haga bajo el bajo estilo acorde con este moridero. No queremos más esnobismo en la Web-a.
  4. Como se me da la gana de hacerlo, publicare de vez en mes una sección especial, de algún gato en particular que me ha pedido ser partícipe de tan incipiente causa.
Bueno, no siendo más, espero que con estos cambios se encuentren satisfechos mis lectores (me jacto de hablar en primera persona), o si sencillamente no les gusta lo acá dictaminado, se abstengan de visitar este sitio y se limiten a revisar el eltiempo.com.

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