Las nimiedades que se desempolvan a diario en este tierrero-nación (suponiendo que fuera una nación y no un caserío grande), son cada vez más controversiales. Hoy nos despertamos con una interesantísima propuesta que, a pesar de su intrascendencia, logro reavivar el espíritu revolucionario y la conocida y nunca bien ponderada indignación colombiana.
Las minas anti persona, aquel invento endemoniado usado por grupos al margen de la ley (léase FARC, ELN, Paramilitares) para defenderse de los peligrosos campesinos, los muy equipados policías y los aguerridos militares del ejército; han logrado conmovernos al punto de querer demostrar nuestro repudio de la maneras más efectiva, o bueno, no tanto (no es una marcha).
Y espero herir susceptibilidades con lo que diré a continuación, porque sencillamente no puedo con la flagrante hipocresía bogotana; ¿cómo podemos decir que estamos ayudando y que estamos demostrando a los “desadaptados” de la guerrilla nuestra aversión; subiéndonos la puta manga del pantalón?
Lo único que sí sucederá es que noticias amarillistas como RCHN y Garracol sobre-cubrirán y sobre-dimensionaran la noticia, los pasquines locales y nacionales darán tanto bombo a semejante estupidez, hasta el punto de cumplir su misión: comentarios internacionales sobre la conocida sensibilidad, indignación y solidaridad en esta chochal.
No me extraña haber visto en twitter, en la calle, hasta en la misma oficina, arengas y un falso sentimiento de solidaridad, luciendo con la mayor de las gallardías el pedazo de pata sabanera que quedaba a la vista; mientras me marginaban por mi falta de patriotismo y solidaridad con los soldados, campesinos y policías que habían sido víctimas de dichas minas. Mi respuesta siempre fue la misma: “sí, no he hecho un culo y no me siento mal porque no he hecho nada de corazón, ni dar monedas, ni participar en campañas para fundaciones etc.; y no me sentiría mejor mostrando un pedazo de pierna cundido de vena varice”.
En resumen, a todas estas personas les deseo paciencia para cuando traten con personas como yo, a las que se les dificulta ser hipócritas y a las que les importa un culo (es más, me agrada) ver como despotrican de sí por sus ideales.
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