He sido acusado de muchas cosas en mi vida. Algunas son ciertas, muchas otras no tanto; solo he aprendido a vivir con acusaciones, en fin.
De todo lo sucedido aprendí, a pesar de no haber terminado mi carera universitaria —y al contrario de la creencia popular de que el que no es estudiado es un imbécil— algunas cosas que considero importantes para un ser humano. Sé que no es correcto robar, ni mentir, ni callar; Aun así, se que como político no podré jugar. Pero bueno, el asunto que me atañe es otro. Y aunque no me quiero poner filosófico aceptare que una niña que leí hoy me hizo cambiar un tanto la perspectiva. Pero bueno, ya basta de introducciones. Acá va mi historia.
Esperanza es una niña muy inteligente y muy muy bonita. Ella vivió en casa con sus papas hasta la mayoría de edad. Aun así, continuo sus estudios profesionales y termino su carrera como una economista éxito, muy reconocida en el medio. Su novio, Carlos, no difiere mucho de la historia. Él también estudio una carrera y conto con la suerte de que sus papas pudiesen pagarle una muy buena carrera en una muy buena universidad. Sin embargo, algo era distinto entre ellos.
Carlos era un tipo especial, no tanto por su manera de pensar o de actuar, sino que sabía exactamente como aprovechar cada oportunidad que la vida le brindase. Esperanza, a diferencia, tenía en su creencia el buen pensar de fe. Ella creía en la buena voluntad de la gente y veía en los demás su propia propensión a ayudar al prójimo. Craso error.
La vida los guio a una encrucijada, una en la que las casualidades de la vida les llevaron a tener un hijo y a tener la intención de una familia. Era de esperar que Esperanza pensara en ello, pero Carlos no. Una familia era un compromiso que no cabía en la cabeza de Carlos, de manera que solamente huyo, pensó que la vida no deponía nada más para el que un mundo de responsabilidades innecesarias. Mientras tanto, esperanza lloró.
Así, de esta manera, Esperanza dejo de creer en los hombres. Su hijo, fiel víctima y protagonista de un amor veía mientras su mama se negaba ante un mundo que la pretendía y nosotros, sus expectantes fieles, esperamos que su alma sane.
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