viernes, 6 de julio de 2012

Los años no vienen solos

Como colaborador y cofundador de este lupanar, todavía me puedo dar el lujo de escribir cuando se me de la gana, ya llevamos 2 años en esta huevonada, contándoles los pasajes de nuestras vidas, pero aunque Uds. No lo crean y parezca imposible, nosotros envejecemos.

Hace poco nos reunimos con Ramplon a tomar cognac y a fumar tabaco en un surtidora de aves en la primero de mayo, contándonos anécdotas y peripecias de la vida,
Dándome cuenta de una cosa, que ya cuando nos reímos se nos notaban arrugas y que la frondosa cabellera chuta de mi compañero (por que no lo voy a negar, Ramplon es negro) se veía bastante disminuida, yo tengo 3 canas en las tetillas y mi cuerpo flácido se empieza a hacer mas pesado. Envejecimos, si, tratamos de ocultar nuestra calvicie peinandonos con los dedos y tapando huecos, nuestro espíritu juvenil se esta acabando y le estamos perdiendo el gusto a la masturbación como método para subir el animo.

Ahora solo recordamos a los Back street boys y a chayanne con nostalgia, por que sabemos que nadie mas lo va a hacer, somos viejos y hasta ya olemos a feo y ni por que compremos ropa de moda en san victorino nos vemos jóvenes. Si, este relato es un poco tracsendental, pero solo me siento contento por una cosa y es que se que todavía se me para.

Pdt: a mi nadie me saca de este blog, y puedo escribir cuando se me de la gana OYÓ!!!!

Pdt 2: estoy borracho

jueves, 5 de julio de 2012

No se metan con la servilleta en la empanada

Para nadie es un misterio que en Bogotá las empanadas las hacen con arroz, una masita toda cula como de arepuela y una que otra rodaja de huevo cocido. No es de sorprenderse tampoco que el método de calefacción preferído por las tiendas de barrio sea una vitrina puerca, alumbrada con un bombillo. Lo que realmente puede llegar a indignar al ciudadano de a pie —sí, un término coloquial, señores tercermundistas—, es que ya no estén dándolas en servilleta doble, sino sencilla.


Para muchos puede ser una nimiedad insignificante, pero no para mí. La dieta del trabajador de cachucha y teni depende mucho de “viandas” como la empanada de esquina, y somos muy sensibles a cualquier moda que se imponga al respecto. Sí esta moda de la servilleta recortada a tijera se expande —como creo que lo va a hacer—, no quiero saber hasta dónde llegará la indignación de tanto tuitero que manchará su iphone (y de paso la carcasa de plástico que le ponen de angry birds) con los restos de tan suculenta merienda.


Hago un llamado a la indignación. A que nuestras voces se escuchen, a que, mediante efectivas campañas de redes sociales, llevemos nuestro aforado resentimiento hacia esa conspiración de los poderosos tenderos; quienes llevan años azotando con sus medidas arbitrarias y unilaterales al patirrajao y arribista consumidor, ese mismo que anda en corbata pero que compra huevo cocido en la calle.


Ya hemos hecho escuchar nuestra indignación antes compañeros. Mediante nuestros HT, hemos hecho TT y movilizado a las masas (HT: Hash Tags, TT: Trending Topics; para los neófitos de esta mierda de tuiter), hasta una reforma a la justicia patrasiamos. Sigamos moviendo el mundo echados en la cama, o desde el computador, mientras vemos protagonistas de novela o Escobar.