miércoles, 4 de agosto de 2010

Emputado con la realidad.


Los desvalidos compositores de Masato y Empanada sufrimos de dos males: Alcoholismo y misantropía, que según sabemos; son contagiosos. Pero hoy, considerando el bajo nivel es-cultural y educacional de nuestros pocos y ufanos lectores, vamos a simplificarles la verdad de sus holgazanas vidas para que entiendan a que nos referimos.


Hablando en singular, pienso demostrar —a manera de retaliación a esta mugrienta sociedad— el porqué de mis vanas interpretaciones. Sí existe gente como yo (que se que sí), sabrá identificarse con los aspectos más indómitos de mis afirmaciones y podrá revolcarse en la sucia realidad de la que somos causantes y participes.

Como primera punto, quiero referirme —como ya antes lo he hecho— al gentilicio. Nos empecinamos en demostrar por medio de múltiples campañas mediáticas, regionales, locales y hasta comunales; que somos gente buena y somos más que los malos. Pues no. Un tajante no porque los que hacen que esta realidad puerca; somos los del más común, porque vivimos resentidos, recelosos y pasamos por encima de todos para lograr nuestros objetivos. Los "malos", los que matan, secuestran y joden por las noticias a diario, nos son en gran parte los que vuelven a este país un mierdero. Los que hacen el daño somos todos, cuando nos demoramos en pagar una cuenta, mentimos para salir bien, cuando nos jartamos un durazno mientras mercamos y cuando embolatamos al de la tienda para no pagar un petaco sino medio.

La segunda parte que sustenta mi pobre hipótesis, se compone de la educación y la genética. No podemos echarle la culpa a Charlie Zaa, Jorge Barón, Marbelle, Iván y sus Gang Bang y demás mamarrachos de lo mal educados que estamos. Es que en este altiplano mugriento, plagado de bestias, marranos, gallinas y burros no se lee un libro ni para aprender a robar. Y es que genéticamente estamos diseñados para la amponeria, para la trafuga y la glotonería burocrática y callejera. ¿Vaya usted a mirar cuantos excepcionales casos de Chibchas que superan sus propias y pequeñas expectativas, han dedicado sus vidas a esta patria a-patrida? Ninguno. Sencillo, es que solo dan es ganas de irse de por acá, porque también soy participe de intentar por todos los medios de cundir a quien se me postre al lado de esta ira que me corroe cada día que me levanto y le veo la jetota calva al perro de Jota Mario. ¡Huy, es que sí puedo odiar a ese tipo!

Desestimado lector: Sí es usted parte de la catajarria que dice con aire en el pecho que se siente orgulloso de ser colombiano, latinoamericano (…) Etc. Sírvase hacer caso —omiso— a estas explicaciones tan infundadas, pero ciertas. Feliz miércoles de mierda.

PD: Sí, estoy emputado!

 

2 comentarios:

  1. por poco y me saca la piedra pero... en realidad me hizo reir XD orgullosamente colombiana!

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  2. Ramplon, usted siempre vive emputado
    es su naturaleza!

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