martes, 24 de agosto de 2010

La entropía del gamín


Más allá de dejarme llevar por los desbarajustes de la cotidianidad, me dispuse a nominar aspectos de mi asperjada vivencia y reducirla a preceptos más básicos, a manera de reflexión —que mal llaman conceptualizar—. Parte de ello consistía en ponerle un nombre ó resumir a una palabra lo que reunía mi ser, como un todo ó nada.

Palabras más, palabras menos: se me complico la tarea. De nadie puedo escribir con más propiedad que de mí mismo, pero, he de reconocer que ha llegado a ser un arduo trabajo. Después de mucho pensar –y aprovechar la ocasión para mojar la garganta con pola— en tan entrañable soliloquio, pude concluir con éxito y antonomasia mi cometido.

Perfectamente el sinécdoque que más se acomoda para mi es: "gamín". Un gamín no se resume en el desechable que tan repetidamente encontramos en las calles de nuestra ciudad. Por el contrario, el gamín —al igual que el bocadillo veleño— viene en muchas presentaciones. Ser "gamín" no se reduce solo a hablar ñero, hablar mal ó no saber hablar. Ser "gamín" no es la falta de modales ó la ausencia total de ellos. Ser "gamín" no consta solo de un extremado mal gusto ó solamente carecer de él. El "Gamín" es una institución.

Ser gamín es, por dar un ejemplo: vivir de las desgracias ajenas. Ser gamín es reírse cuando alguien conocido se cae. Ser gamín es no hacer favores solo por el gusto de decir no. Ser gamín es escupir en la calle. Ser gamín es eructar y soplarle el aire corrupto a alguien en la cara. Ser gamín es beber y hacer quedar mal a un amigo con la niña que le gusta. Ser gamín es aguantar las ganas de cagar hasta llegar a la oficina y dañar el baño a las 7:30 a.m. Ser gamín es recoger la comida que se cayó de tu plato y echarla al de tu vecino. Ser gamín es ser tan colombiano, que deberían ser sinónimos.

Por eso, les invito a nuestros infectos y pútridos lectores a divagar sobre sus propias existencias. A declararse, como la más pura manifestación de su libre albedrio, los gamines que son.

Ó ya si está tan desocupado, cuente los pleonasmos de este texto y diviértase como enano.

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